Domingo, seis menos cuarto de la tarde. Llegas al campo, te sientas, ves cómo va llegando la gente, el 90% son hombres, niños, adolescentes...vamos, machos. La mayoría vienen en chandal o con la camiseta o sudadera del equipo, otro gran porcentaje en vaqueros y ropa informal y algunos más maduritos con su camisita y bien vestidos. A lo lejos ves a un grupo de mujeres, veinti muchos o treinta y pocos, a veces vienen con sus hijos pequeños, pero la mayoría solas. Super emperifolladas...supongo que serán solteronas que ven en este un buen sitio para encontrar a su hombre. Sacan su paquete de pipas del bolso y se ponen a marujear, comentando la expulsión de Indhira de la casa de gran hermano y hablando de la vecina del quinto. Sí, de locos!
Dan las seis de la tarde y aquí viene mi parte favorita. Suena el himno, salen los jugadores, la gente se levanta y aplaude, bufandas al cielo, el árbitro pita el comienzo del partido y voilá! la mejor terapia para mujeres despechadas, enfadadas o anti-hombres: ver durante dos horas seguidas a miles de tíos gritar, enfadarse, enrabietarse, sufrir… es sencillamente increíble lo que pueden llegar a sentir en un partido de fútbol! Hombres que yo conozco y son super tranquilos, sacan toda su furia y energía de domingo en domingo. Y yo me pregunto... ¿Qué tiene el fútbol que transforma a los hombres? A mí personalmente el fútbol me encanta y yo voy a los partidos porque me gusta, pero para todas aquellas mujeres que no sean muy futbolísticas, os animo a que vayáis un día solo para disfrutar viéndolos. Puede sonar un poco cruel…pero si has sufrido por culpa de un chico… te aseguro que si vas a un partido vas a disfrutar, jeje.
Os voy a dejar algo interesante que he recibido a mi correo electrónico: Diario de ella y Diario de él ;)
El diario de ella
El sábado por la noche lo encontré raro. Habíamos quedado en encontrarnos en un bar para tomar una copa. Estuve toda la tarde de compras con unas amigas y pensé que era culpa mía porque llegué con un poco de retraso a mi cita, pero él no hizo ningún comentario.
La conversación no era muy animada, así que le propuse ir a un lugar más íntimo para poder charlar más tranquilamente. Fuimos a un restaurante y él se seguía portando de forma extraña. Estaba como ausente. Intenté que se animara y empecé a pensar si sería por culpa mía o por cualquier otra cosa. Le pregunté y me dijo que no tenía que ver conmigo. Pero no me quedé muy convencida.
En el camino para casa, en el coche, le dije que lo quería mucho y él se limitó a pasarme el brazo por los hombros sin contestarme. No sé cómo explicar su actitud, porque no me dijo que él también me quería, no dijo nada y yo estaba cada vez más preocupada. Llegamos por fin a casa y en ese momento pensé que quería dejarme. Por eso intenté hacerle hablar, pero encendió la tele y se puso a mirarla con aire distante, como haciéndome ver que todo había terminado entre nosotros. Por fin desistí y le dije que me iba a la cama.
Más o menos diez minutos más tarde, él vino también y, para mi sorpresa, correspondió a mis caricias e hicimos el amor. Pero seguía teniendo un aire distraído. Después quise afrontar la situación, hablar con él cuanto antes, pero se quedó dormido.
Empecé a llorar y lloré hasta quedarme adormecida. Ya no sé qué hacer. Estoy casi segura de que sus pensamientos están con otra. Mi vida es un auténtico infierno.
El diario de él
Ayer perdió el Madrid. Al menos eché un polvo.
Jaja, de locos! Espero vuestros comentarios!